Un buen sistema de ósmosis inversa de sobremesa debe contar, en primer lugar, con un sistema de filtrado multietapa que elimine de forma fiable las partículas gruesas, el cloro, las impurezas orgánicas, los metales pesados y los microplásticos. Son habituales los prefiltros (filtros de sedimentos y de carbón activo), que protegen la membrana, y la propia membrana de ósmosis inversa como pieza central del sistema. Opcionalmente, un postfiltro o un cartucho de remineralización pueden ser útiles para mejorar el olor y el sabor y devolver los minerales al agua de forma selectiva.
El manejo intuitivo y las pantallas claras también son importantes. Una pantalla de fácil lectura o indicadores LED de estado para el estado de funcionamiento, la temperatura del agua y el cambio de filtro le recuerdan cuándo hay que sustituirlo. En función del ámbito de uso, resultan muy prácticas las diferentes temperaturas de salida (temperatura ambiente, templada, caliente), por ejemplo para té, café o comidas instantáneas sin necesidad de utilizar un hervidor o una cocina.
El manejo práctico también desempeña un papel importante: un sistema de ósmosis de encimera debe ser fácil de conectar, ya sea directamente al grifo o completamente sin conexión fija con un depósito integrado. Un formato compacto, una capacidad suficiente y un depósito de agua fácil de limpiar facilitan el día a día. Funciones como los programas automáticos de aclarado, la desconexión automática, el bloqueo de seguridad infantil para el agua caliente y el funcionamiento más silencioso posible aumentan la comodidad y la seguridad. Si la sostenibilidad es importante para usted, también puede buscar modelos con una baja cantidad de agua residual (alta tasa de recuperación) y un funcionamiento energéticamente eficiente.