A la hora de comprar una nevera portátil, lo más importante es el uso previsto y el rendimiento de refrigeración deseado. Si solo se necesita enfriar por poco tiempo, por ejemplo en un picnic, una nevera pasiva con acumuladores de frío es suficiente. Para trayectos largos, vacaciones de camping o uso continuo, es mejor una nevera eléctrica, idealmente con buen aislamiento y una potencia de refrigeración de al menos 20–30 °C por debajo de la temperatura ambiente.
Otro criterio es la fuente de alimentación: los modelos con conexión de 12V son adecuados para el coche, mientras que una conexión adicional de 230V permite el uso en casa o en el camping. Para aún más flexibilidad, las neveras de absorción ofrecen también funcionamiento a gas.
También la capacidad debe adaptarse al uso previsto: las neveras pequeñas son suficientes para excursiones de un día, los modelos más grandes son útiles para familias o viajes. Además, importan el acabado, el peso, la comodidad de transporte (por ejemplo, con ruedas) y detalles prácticos como compartimentos extraíbles, espacio para cables o tapa con cierre. Quien tenga en cuenta estos puntos, seguramente encontrará la nevera portátil adecuada a sus necesidades.